Descubriendo los lápices de colores
- Laura Longoni

- hace 2 días
- 5 Min. de lectura

Los lápices de colores son la principal herramienta que aprendemos a utilizar desde niños para colorear.
Existen varios tipos, desde los más escolares y económicos hasta los profesionales o para artistas, mucho más caros pero mucho más ricos en términos de pigmento contenido.
En este artículo encontrarás una breve descripción de esta maravillosa herramienta, incluyendo sus componentes y tipos, junto con consejos sobre cómo elegir los que mejor se adapten a tus necesidades.
Los componentes de los lápices de colores
Los componentes principales de los lápices de colores son básicamente dos: la mina (formada a su vez por aglutinante y pigmentos) y el revestimiento de madera.
La mina
La mina es el alma del lápiz de color y está compuesta por una mezcla de pigmentos (que le dan el color), un aglutinante (cera o aceite) y una serie de sustancias adicionales, como rellenos y aditivos, para facilitar su uso y conservación a lo largo del tiempo.
El diámetro de la mina puede variar entre 3 mm y 5 mm, y un buen lápiz de color se distingue por la cantidad de pigmento que contiene (cuanto mayor es el pigmento, mayor es el color que se libera sobre el papel y mejor es el resultado) y por su posición dentro del revestimiento exterior: para que la mina esté protegida y el lápiz sea fácil de afilar, la mina debe estar situada exactamente en el centro del revestimiento.
Los pigmentos
Los pigmentos son los polvos que dan color al lápiz.
En el caso de los colores normales, se utilizan pigmentos absorbentes procedentes tanto de materias primas naturales como recreados en laboratorio (por ejemplo, para sustituir materiales nocivos para la salud como el cadmio, del que se obtenían en el pasado el amarillo, el naranja o el rojo).
En el caso de los lápices con efectos metálicos, las minas pueden contener tanto pigmentos metálicos como polvo de MICA, que le dan a la mina el efecto metálico que refleja la luz.
El aglutinante
El segundo componente fundamental de los lápices de colores es el aglutinante que mantiene unido el pigmento para crear la mina. Este aglutinante está formado por dos componentes, uno oleoso y otro ceroso, y, dependiendo del componente dominante, el lápiz final se considera de base oleosa o cerosa.
El aglutinante a base de aceite tiende a endurecer la mina, lo que hace que el lápiz sea más adecuado para crear detalles definidos y facilita la aplicación de varias capas de color. Los lápices Faber-Castell Polychromos o Caran d'Ache Pablo son dos ejemplos de este tipo.
Por otro lado, el aglutinante a base de cera proporciona a la mina una textura más suave y favorece una aplicación del pigmento sobre el papel con mayor saturación. Su cremosidad facilita la creación de degradados suaves con menos capas de color. Los lápices Caran d'Ache Luminance y Prismacolor Premier son a base de cera.
El revestimiento exterior
La carcasa exterior, también llamada «cuerpo», protege la mina y permite la aplicación del pigmento. El material más común para el cuerpo es la madera de cedro, muy fácil de trabajar pero también bastante cara. Este material se termina con una laca al agua del mismo color que la mina, sobre la cual se graba información como la marca, el nombre del color, el número, etc.
Cómo reconocer lápices de colores de calidad
Los principales parámetros para definir la calidad de un lápiz de color son:
Relación pigmento/aglutinante
A mayor concentración de pigmento, mayor calidad del lápiz. Los lápices profesionales o artísticos, como los Faber-Castell Polychromos o los Caran d'Ache Luminance, suelen tener una pigmentación más alta que los lápices escolares estándar.
Mina perfectamente centrada
Una mina situada en el centro del lápiz está óptimamente protegida por el recubrimiento y ofrece mayor estabilidad durante su uso. Además, su posición central permite afilarla hasta obtener puntas muy finas.
Resistencia a la luz (lightfastness)
Este es uno de los aspectos clave a considerar al comprar materiales de arte, especialmente si planeas vender tu obra.
En general, los lápices (y todos los materiales de arte que contienen pigmentos) tienden a decolorarse con el tiempo al exponerse a la luz, por lo que es muy importante usar materiales que garanticen cierto grado de resistencia a la luz directa.
Los lápices profesionales para artistas suelen someterse a diversas pruebas para verificar la resistencia del pigmento a la exposición prolongada a la luz solar, lo que garantiza que la obra permanezca inalterada con el paso del tiempo.
Los métodos más utilizados son:
Blue Wool Scale
Con este método, se compara el grado de decoloración de los colores tras seis meses de exposición al sol con una muestra de lana que muestra distintos tonos de azul, denominada Carta de Decoloración Textil. Según el grado y la velocidad con que el color comienza a decolorarse, se le asigna una clasificación que va desde BW1 (muy baja resistencia a la luz, decoloración rápida) hasta BW8 (excelente resistencia a la luz, decoloración lenta o nula).
ASTM D6901
Con este método, se analiza el grado de decoloración de cada color sometiéndolos a dos pruebas distintas: una con exposición a la luz natural a través de un cristal y otra en un entorno de laboratorio donde se evalúa su resistencia a la radiación UV bajo condiciones específicas. Los resultados se procesan científicamente y, según el grado de decoloración, se asigna una clasificación que va desde LV1 (excelente resistencia a la luz) hasta LVV (muy baja resistencia a la luz).
Los proyectos que utilizan lápices con un alto grado de resistencia a la luz pueden soportar, con una mínima o nula alteración del brillo, hasta 100 años de exposición a la luz en condiciones de conservación dignas de un museo.
Para obtener más información sobre este tema, es interesante el artìculo de Sarah Renae Clark en la que se explican detalladamente los métodos individuales.
¿Cuántos tipos de lápices existen?
Una primera clasificación se basa en el nivel de pigmentación y el proceso de fabricación de los lápices escolares y los lápices artísticos: los primeros, más económicos, tienen menos pigmento, son más fáciles de usar y no se someten a pruebas de resistencia a la luz.
Una segunda subdivisión se basa en el tipo de aglutinante utilizado en la mina. En este caso, los lápices pueden ser de base de cera (más blandos) o de base de aceite (más duros, pero excelentes para dibujar detalles, por ejemplo).
Una tercera categoría incluye los lápices que permiten crear efectos específicos. En este sentido, encontramos, por ejemplo, los lápices metálicos, que contienen pigmentos metálicos; los lápices neón; y los lápices arcoíris (lápices con una mina multicolor).
Una última clasificación se basa en su uso. Existen lápices que solo se utilizan en seco, lápices acuarelables (el color se disuelve al contacto con el agua) y lápices pastel (que se utilizan como lápices).
Espero que hayas disfrutado de esta publicación y que te haya aclarado aspectos importantes sobre el uso del lápiz.
Gracias por leer. Si te gustó, dale a "Me gusta", deja un comentario y no olvides seguirme en redes sociales.
Laura

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